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Las brujas de zugarramurdi

Capítulo 2

Esta soy yo,

María Baztan

Me llamo María Baztan, y nací en Zugarramurdi, un rincón donde la naturaleza parecen hablar. Siempre he vivido entre plantas y secretos susurrados al viento. Desde pequeña, aprendí de mi madre a escuchar la naturaleza: los árboles tienen historias, las flores, respuestas, y el río, canciones que curan. Mi vida es sencilla pero plena; trabajo con la tierra y vivo de lo que ella me da. Aunque algunos me miran con desconfianza, mi único delito es conocer lo que otros ignoran.

Soy recolectora de plantas, pero también algo más. Mis manos han preparado remedios que sanaron a niños febriles y bálsamos que aliviaron dolores de los más ancianos. No todos lo ven como un don, y muchos prefieren no hablar de ello. Pero para mí, las hierbas y los rituales no son más que el reflejo de un conocimiento antiguo, transmitido de madre a hija, que guarda el verdadero pulso del mundo.

imagen de un María en un dibujo en blanco y negro
María de Echalar presentacion

Al amanecer recojo la sabiduría de la tierra, y en mi cocina, entre morteros y recuerdos, transformo plantas en remedios que sanan

Mi trabajo comienza en el amanecer, cuando el rocío todavía acaricia las hojas. En las colinas y bosques de Zugarramurdi recojo plantas que muchos pasarían por alto: hojas amargas que se transforman en dulces remedios, raíces que curan y flores que alejan la fiebre. Aprendí a escuchar a la tierra, a saber cuándo una planta está lista y cómo tratarla con cuidado para que no deje de crecer.

Imagen de una cuchara ardiendo
Dibujo de pociones

En mi cocina, entre morteros y ollas de cobre, las plantas se convierten en pociones. Con paciencia y práctica, preparo jarabes, ungüentos y tisanas. Las recetas no están escritas; las llevo conmigo, en la memoria y en el corazón. Cada remedio lleva una intención, un deseo de ayudar. No hago milagros, solo uso lo que la naturaleza ofrece. Para mí, este saber es respeto y armonía con el mundo.

María de Echalar presentacion

Cuidamos de nuestra comunidad con remedios y consejos

En Zugarramurdi, las mujeres como yo somos necesarias, aunque no siempre queridas. La gente recurre a nosotras en secreto, cuando los médicos no tienen respuestas o cuando los problemas van más allá de lo físico. A cambio de una gallina, unas monedas o simplemente gratitud, preparamos remedios, aconsejamos y, a veces, escuchamos sus penas.

Sin embargo, no todo es confianza. Hay quienes nos ven con recelo, quienes susurran que nuestro conocimiento proviene de lugares oscuros. Pero yo sé la verdad: no hacemos daño, solo ayudamos. Las brujas no son demonios ni malhechores, somos mujeres con un modo de vida diferente, más cercano a la tierra y sus secretos. Aunque algunos nos temen, seguimos viviendo y ayudando, porque es nuestra forma de ser.

imagen de María cuidando a una vecina
imagen de María cuidando a una vecina

Akelarres: Celebrar la vida

imagen de una escoba empleada en akelarres

Dicen que las brujas nos reunimos en akelarres para pactar con el diablo, pero eso es solo un cuento que crearon quienes no nos entienden. Los akelarres son encuentros donde celebramos la vida, la naturaleza y la libertad. Bajo la luna llena, lejos de miradas juzgadoras, nos reunimos para compartir lo que sabemos, cantar y bailar.
Es un momento de comunidad, un espacio donde no hay secretos ni miedos. Bailamos alrededor del fuego, celebrando las fuerzas de la naturaleza que nos guían. Cantamos canciones antiguas que nuestras abuelas nos enseñaron, y algunas cuentan historias de tiempos lejanos, cuando las mujeres podían vivir sin temer al juicio de los demás.

En el akelarre, no hay maldad ni pecado. Es un refugio, un respiro de la vida cotidiana y una forma de recordar que, aunque diferentes, no estamos solas. Hablamos de nuestras familias, de las hierbas que mejoran los remedios, y de las estrellas que parecen guiarnos. Es una comunión con el mundo que nos rodea, un momento de conexión con algo más grande.
Para mí, el akelarre es un recordatorio de que la verdadera magia no está en los rituales, sino en la unión, la libertad y el conocimiento compartido. Lo que otros llaman brujería, yo lo llamo vida.

Imagen de las mujeres bailando en una cueva alrededor de una fogata
imagen en blanco y negro de varias mujeres bailando en un akelarre

Ez dugu nahi beste berorik, zure muxuen sua baino

primer plano en blanco y negro de la carade María feliz
E r a m o s f e l i c e s h a s t a q u e . . .